Victoria Chaya Miranda en ETER: liderazgo, ética y rebeldía
La directora y productora Victoria Chaya Miranda visitó ETER y compartió con estudiantes un recorrido por su trayectoria marcada por la independencia creativa, el compromiso social y la defensa de una mirada femenina en la industria audiovisual. Desde sus inicios como guionista “a escondidas”, pasando por su experiencia en territorios vulnerables, la creación de su productora Inocencia Cero y el proceso de su nueva serie Previa, Chaya trazó una reflexión profunda sobre el trabajo con perspectiva, la importancia de los vínculos de confianza y la necesidad de impulsar redes entre mujeres en un ámbito aún dominado por lógicas masculinas.
“Yo tenía muy mala conducta cuando era chiquita”, recordó entre risas la directora y productora Victoria Chaya Miranda, quien visitó ETER para compartir sus experiencia con los alumnos. Proveniente de una familia muy formada, tanto en el campo del conocimiento como en el mundo artístico, contó: “En mi familia, si no estudiabas una carrera en la UBA, no eras persona”.
Sin embargo, esa exigencia no la detuvo: “A escondidas me busqué un trabajo y empecé a estudiar guion de cine”. Desde temprano descubrió que dirigir le resultaba natural: “Tenía mucho conocimiento de dinámica de grupo y de ser líder de trabajo”, explicó. Esa intuición, sumada a una fuerte impronta personal, la llevó a construir una carrera marcada por la independencia y la búsqueda de sentido en cada proyecto.
Un gran desafío llegó en 2012, cuando el “Pato” Salinas la convocó para dirigir la serie Los pibes del puente. Chaya ya había trabajado en barrios de emergencia, donde conoció de cerca las problemáticas del paco y los códigos del barrio. “Conocía a todos los que manejaban las villas de la provincia de Buenos Aires y podía entrar libremente”, contó. Esa experiencia le permitió generar confianza y un casting mixto que aportó realismo y profundidad al proyecto. “La quisimos mucho y nos cambió la vida a todos”, dijo sobre aquella producción, que combinó ética, compromiso social y autenticidad narrativa.
Cansada de adaptarse a visiones ajenas, decidió fundar su propia productora: Inocencia Cero. “La armé harta de tener que domesticarme la mirada y de encontrarme con propuestas que no me interesaban profesionalmente”, explicó. El objetivo fue crear un espacio desde donde pudiera defender sus propiedades intelectuales y trabajar con libertad. Con el tiempo, la productora fue transformándose, pero siempre conservó la misma premisa: producir con perspectiva y coherencia.
Ante la pregunta sobre su experiencia como mujer en un ámbito dominado por lo masculino, fue tajante: “Fue terrible. Fue y es terrible”. Sin embargo, su respuesta también incluyó una propuesta concreta: “Las mujeres invirtamos en mujeres”. En su equipo de trabajo, el 80 % de la toma de decisiones está a cargo de cabezas femeninas porque —“las mujeres miran diferente”—, afirmó. “Yo lucho por eso”.
Sobre la rebeldía, dijo que la heredó de su madre, una trabajadora incansable que le enseñó que el mundo sería más difícil para ellas, pero que también le transmitió herramientas como la metafísica y el control mental para sostenerse.
Durante la charla, Chaya adelantó detalles de Previa, la nueva serie que está desarrollando. “Trata de la intimidad”, explicó. Ambientada en un hotel, la historia se realizó gracias a una exhaustiva investigación con profesionales de la salud, psicólogas y sexólogas. Cuenta con un “elencazo”, enumeró: Pablo Rago, Eleonora Wexler, Florencia Peña, César Bordón, Inés Estévez, Gastón Dalmau, Caro Ramírez, Mariana Genesio, Esteban Prol, Mariana Gómez, entre otros.
Se mostró satisfecha y agradecida ante estos grandes artistas que, según ella, “se la jugaron e hicieron cosas súper riesgosas, poniendo en riesgo sus carreras”.
“Quería armar un circuito de protección”, señaló. El rodaje contó con protocolos de intimidad, talleres y entrenamientos tanto para actores como para toda el área técnica. “Había muchísima conciencia. Yo, cuando armo un elenco, lo primero que busco es que las personas se sientan cómodas entre sí”. Luego se trata de ensayar, hacer marcaciones como si fuera una coreografía. Asegura que fueron sumamente meticulosos protegiendo las tomas.
Chaya se considera una de las personas más territoriales que puede haber. “En mi set no entra nadie que no sea de mi equipo. Mi set es como mi territorio”, dijo. Para ella, las energías externas “molestan”, es decir, pueden alterar el proceso creativo. Y continuó diciendo: “Yo a los que trabajan conmigo les puedo exigir una dinámica, pero a los demás no”. De modo que la social no entra en un set. En el trabajo audiovisual es fundamental la concentración, y ella, en ese sentido, se considera despiadadamente exigente consigo misma y con todos aquellos que forman parte de su equipo.
“Filmar es cumplir un sueño. Es un acto de ingratitud llegar sin tener todo planeado”, afirmó, subrayando la responsabilidad del rol directivo. Exigente pero empática, aseguró que en su trabajo prima el respeto: “Soy súper cuidadosa”. En cuanto a los cambios de guion, afirmó que los vive de manera creativa y, por eso, es difícil que esté de mal humor en un rodaje.
Sobre los nuevos proyectos que le ofrecen, dijo que busca contenidos que le presenten desafíos y que provengan de personas humildes, dispuestas a “soltar”, es decir, que estén dispuestos a aceptar que ése guion reciba posibles cambios en post de mejorarlo. “Soy guionista y soy súper ética” aclara, refiriéndose a que es una persona sumamente comprometida con su trabajo y su deber de contar de la mejor manera ese guion, respetando la idea original. Pero debemos tener en cuenta que la palabra escrita tiene una gran distancia con la película en sí, de modo que el guion será tomado y adaptado para poder hacerlo película, y ahí opera mucho el “ego creativo”. Porque si el creador se niega, “traba” el proceso creativo. Y agregó: “Muchas veces la misma persona que crea el proyecto lo anula por su propia emocionalidad”.
El mensaje que dejó su visita está claro: el cine y la televisión no solo son lenguajes artísticos, sino espacios de resistencia, ética y encuentro. “Yo tuve una madre que confió en mí, amigas que me acompañaron y colegas a las que también levanté”, dijo Victoria, haciendo referencia a que existe una red invisible en la que tenés que estar y formar parte para entender que no se trata solo de la potencia de uno mismo, sino de la fuerza de todos juntos luchando por un mismo objetivo, donde nadie es más ni menos importante que otro. Y donde finalmente gana la verdad, gana lo auténtico. “Por más que estemos en un mundo re cruel, siempre aparece lo humano”.
*Mariana Juri Carpanzano (@maarucarpanzano), estudiante de 1er año de Producción.