GRACIAS POR TANTO, LUIS.

Por Eduardo Aliverti
Perdimos a un locutor inmenso.
 
Como detesto esos obituarios cuyos autores hablan en primera persona de su relación con el muerto más que del muerto mismo, estas líneas cuestan muchísimo porque además del dolor personal no encuentro la forma de evitar algunas o varias que parecerán autoreferenciales.
 
O será que no tengo ganas de hallarlas.
 
Estudiamos juntos, nos recibimos juntos y fuimos a buscar laburo juntos, casi por todas las radios, al día siguiente de haber rendido el examen de habilitación profesional en diciembre del ‘77.
 
Juntos, de estudiantes, ya nos habíamos pateado emisoras del interior y enviado demos con un programa, Duendes y Sonidos, que habíamos grabado con los compinches Rubén Saponara y Pedro Dufou. 
 
El programa nunca salió en ningún lado, y eso que era bueno.
 
Pero lo que sí se ratificó fue una amistad imperecedera.
 
Nos hicieron una prueba en Continental, apenas recibidos.
 
Él quedó para locución comercial y yo para el informativo.
 
Toda la vida nos acordamos de que pudo haber resultado exactamente al revés, y coincidimos en que estuvo bien así como fue.
 
Después, juntos, nos eligieron para inaugurar la FM de Rivadavia como conductores de diferentes segmentos.
 
Y juntos, ya cada uno por su lado, cada vez que nos veíamos se nos daba por recordar que fuimos fieles a los sueños.
 
Juan Alberto, con ese olfato y esa generosidad que les dispensó a quienes merecieran demostrarse, lo incorporó al entrañable y extrañado Badía&Compañía.
 
Y entonces, Luis exhibió ser más que una voz portentosa de promociones televisivas. Más que la de espacios radiofónicos. Más que un formidable animador de “eventos”.
 
Ya estaba jodido de salud cuando vino a Eter para dar, antes que clase maestra de locución, una de esas lecciones de entrega y humildad sólo reservadas a los grandes de verdad.
 
Nuestra Escuela recuerda su paso entre nosotros como uno de los  momentos en que mejor se conjugaron emoción y profesionalismo.
 
Luis Fuxan fue uno de esos locutores que son más que locutores.
 
Creo que ustedes me entienden.