Entre la escritura periodística y la de largo aliento que exigen los libros

Por Tomás Mileo

 

Los estantes de su biblioteca personal contienen los seis libros de su autoría: “Diego dijo”; “El último Maradona”; “El partido Argentina Inglaterra”; “La final de nuestras vidas”; “River para Félix” y “Nuestro viaje”. Todos esos títulos se relacionan con el fútbol. “Mientras hacés un libro, la relación es amor y odio. Toda esa carga de tiempo que podría ser ocio u otra cosa, se convierte en un momento de obsesión”, dijo, en relación al proceso de escritura. Entre risas, agregó que cada vez que escribe un libro, su esposa lo ve con mejor humor.

 

 

Las consultas se concentraron, en su mayoría, con la conformación de sus libros. Burgo explicó cómo es su proceso para llenar cientos de hojas en blanco: “Una parte clave es la estructura y otra es el tono, para escribir un libro. Una vez que tenés toda la información, podés ir al punto de escribir.  Yo no empiezo a escribir desde el comienzo del libro y eso me permite encontrar el tono que finalmente va a tener todo el relato”. Ante una de sus respuestas, Burgo comentó sobre el poco dinero que los escritores obtienen cada vez que publican un libro. Ante esto, explicó como es el equilibrio personal que realiza para administrar tiempos de empleo y escritura: “El desafío permanente de tener que trabajar día a día y tener que escribir es muy difícil. Se necesita mucha constancia y tratar de poder concentrarse en un mundo que cada vez es más difícil. Al momento de sentarse a escribir tenemos muchas distracciones a nuestro alcance”.

 

Los futuros colegas querían saber cuál es su forma de escribir sus notas semanales, las que salen en las ediciones de “Tiempo argentino”, todos los domingos. El periodista deportivo explicó que la escritura es algo que depende de uno mismo y que, en su caso, trata de que sus textos tengan mucha imagen y poca opinión. Para cerrar, agregó: “Es importante sentir algo cuando estamos escribiendo. Si nos aburrimos, el resto se va a aburrir. Seamos conscientes de que si al texto nos lo sacamos de encima, el lector va a hacer lo mismo. Hay que cuidarlo”.



* Tomás Mileo, estudiante de Periodismo Deportivo. Comisión 3AM.