
Amalfitano: “Uno es cronista todo el tiempo”
Una cámara encendida, decenas de cuadritos en Zoom y, en el centro, un invitado que no se apura. Pablo Amalfitano observa, piensa, escucha y recién después contesta. Cada respuesta es una invitación a mirar distinto. Sin fórmulas. Sin apuros. En una charla con estudiantes de primer año de Periodismo Deportivo a distancia, compartió su mirada sobre el oficio. Habló del foco narrativo, de las crónicas que dejan huella, de escribir desde la emoción y de contar lo que no se ve.
Nació en Mar del Plata, y fue criado entre libros, diarios y redacciones: Amalfitano respira periodismo desde chico. Hoy es editor en El Gráfico, medio emblemático que combina historia y modernidad. Como especialista en tenis y redactor de Página/12, se destaca por construir perfiles que esquivan lo obvio. “Soy periodista desde que tengo uso de razón”, dijo, y se entendió el porqué del camino que transita desde muy chico.
“La cobertura empieza cuando salís de tu casa”, soltó en un momento, sin levantar la voz. Lo dijo como quien deja una pista, una clave que le dio años de oficio: prestar atención a los márgenes del acontecimiento, a eso que pasa fuera de foco. “Uno encuentra el foco en la periferia del evento”, agregó.
En tiempos de sobreinformación, Amalfitano propuso volver a lo esencial. Hacer foco. Rodear. Narrar desde lo que conmueve. “Lo más importante hoy es contar lo que el lector no puede ver desde su casa”, explicó. En un mundo donde todo se transmite en vivo, escribir exige una mirada propia y una profundidad que el algoritmo no ofrece.
En ese ejercicio de buscar lo distinto, el deporte no es solo escenario. Y ahí aparece el tenis. Durante la charla, Amalfitano contó cómo cubrió la reciente final de Roland Garros. “A veces uno queda tan consumido por lo que está viendo que no sabe por dónde arrancar. Cuando encontrás el foco, lo podés desarrollar con una mirada única”, relató. Esa final le sirvió para reafirmar una idea: “El desafío era narrar un acontecimiento inenarrable”.
En esa línea, defendió el valor del periodismo gráfico como espacio para lo que no entra en tiempo real. “Hoy, lo poco que le queda al periodismo gráfico para diferenciarse de las noticias por WhatsApp o las redes es la firma y la sensación personal”, dijo. Y subrayó: “Lo importante es contarlo con la mirada propia”. Insistió en una clave: la importancia de la lectura. “La diferencia que puede marcar uno es la lectura. Cuanto más lee y más se nutre, más herramientas tiene para narrar y transmitir emociones”, afirmó.
Contar con mirada propia, además, implica elegir cómo se retrata a un protagonista. Amalfitano explicó su método para encarar perfiles. “Lo primero que busco es un evento puntual en la vida del personaje y desde ahí empiezo a narrar en tiempo presente. Me gusta apelar a las emociones”. Incluso cuando el protagonista no está disponible, el perfil puede construirse: “A veces queremos contar sobre alguien que ya no está. Ahí hay que hablar con quienes estuvieron cerca”. Y agregó: “El perfil mejora cuanto más uno profundiza. Y eso va contra los tiempos de hoy. Leer cosas más cortas es la atracción más fácil. Pero cuanto más se rasca, más se acerca uno al objetivo”.
Amalfitano también habló de los exdeportistas en los medios, de los streamings y de la pérdida de la repregunta. “Hoy la repregunta es un bien escaso”, advirtió. Y aunque reconoció que algunos atletas se sienten más cómodos en sus propios canales, sostuvo que el rol del periodista es ir más allá. “Cuanto más formación tengamos, más imprescindibles somos, incluso si el protagonista no habla con nosotros”, aseguró.
Tampoco evitó el debate sobre los cambios en el deporte, como el super tie-break. “Hay que ser cautos con estas cosas. A mí me gusta que los torneos respeten su historia”, dijo. Y defendió el crecimiento del tenis adaptado: “Es un deporte distinto, que merece más espacio y reconocimiento. Hay una pelea por la imagen y la difusión que todavía no se ganó”.
A lo largo de la charla, Amalfitano fue hilando ideas con naturalidad. Dejó conceptos: contar historias, encontrar el foco, escribir con mirada propia, dudar de lo que se ve. Volver a preguntar. “Uno es cronista todo el tiempo”, dijo casi al pasar. Como si fuera una obviedad. Como si no implicara también una forma de vivir.
* Por Regina Carassai (@reginacarassai), estudiante de 1° año de Periodismo Deportivo.