A TODA LA COMUNIDAD ETER

Esta mañana nos llegó la noticia de la muerte repentina de Eduardo Calviño.
Era uno de nuestros históricos. Un locutor estupendo y un profesor emblemático por su trayectoria, por su dedicación, por el influjo pedagógico que ejerció en los alumnos de tantas camadas. Un tipo siempre bienhumorado, encima, con el que daba ganas de tener clase porque nunca se guardaba nada, porque volcaba todo lo que sabía, porque su nivel de exigencia iba de la mano con ese afecto que todos los cursantes y locutores egresados de Eter le reconocían.

Evaluamos suspender las clases porque el shock es muy fuerte, pero coincidimos en que no es lo que Eduardo hubiera querido. Eso no significa que Eter (y la Radio, por cierto) deje de estar de luto. Se murió uno de esos profesionales que dignificaban a la Escuela y al medio, con una versatilidad que ya no es fácil de encontrar.

Lo mejor o casi lo único que se nos ocurre compartir en este momento horrible, seguros de hacerlo en nombre de todo Eter, es la certeza de la influencia de Calviño en, prácticamente, cada buen o notable locutor que haya egresado de nosotros. La muerte no obtura ese legado.

A la memoria de un maestro, entonces.

Eduardo Aliverti - Rector