Un encuentro con los que saben

Por Sofía Selasco | @sofiselasco

Escena 1. Interior. Habitación. Día.

Con esas especificaciones es que se da por comenzado un guión. Las descripciones de las acciones y los posibles diálogos entre los personajes conformarán su estructura, y la creatividad en el desarrollo de las ideas será el condimento para que ese esqueleto sea más o menos atractivo.  Es en este sentido que Esteban Landau, guionista, productor y docente, estructuró la Carrera de Guión en la Escuela de Comunicación ETER.

Trabajar como guionista es hacerlo más allá de un teclado y un visor –en otra época hubiésemos dicho máquina de escribir-. Hoy escribir un guión es una tarea integral que abarca múltiples formatos. Como forma de acercar a los estudiantes al campo profesional de esta actividad, se llevaron adelante distintas charlas con los que saben.

 

Escena 2. Interior. Aula. Tarde.

            El ciclo de encuentros profesionales de la Carrera de Guión abrió de la mano de Guillermo Salmerón, autor de producciones como El Marginal y Botineras. Entre las risas y los silencios que se sucedieron en la charla, un consejo resaltó: “caminen la calle”. Es que para escribir un buen guión se necesita antes ser un buen observador. La visita de Pablo Lago y Susana Cardoso le agregó a este tema un condimento especial. “Para hablar de un mundo hay que meterse en ese mundo”, señalaron los guionistas de La Leona. Para ellos es importante estar conectados con el material y ser detallistas. “Cada elemento cuenta algo y está ahí por algún motivo”, sentenciaron.

            El humor también tuvo su espacio en este ciclo y coloreó las aulas de la mano de Pedro Saborido. Para tranquilidad de los alumnos, el guionista y creador de Peter Capusotto y sus videos comentó que “para escribir humor no hay que ser necesariamente gracioso”. Para él los guionistas son niños que inventan historias como cuando tenían seis años. En pos de escribir historias, Saborido motivó a los alumnos a escribir sobre la vida cotidiana para “soltar la mano”. Esa observación minuciosa sobre situaciones del día a día es lo que nutre las producciones de Florencia Alkorta y Verónica Lorca. “Con humor se puede escribir cualquier cosa”, comentaron a los alumnos. “Contar con humor tiene la particularidad de la observación”, y en este sentido señalaron que los guiones de comedia tienen que ser estructurados para funcionar.

            ¿Pero cómo hacer para estar siempre nutrido de ideas? El autor de Nafta Súper, Leo Oyola, explicó la importancia que tiene en eso la lectura. Incorporar nuevo contenido fomenta la creación de nuevos relatos. “Lo importante pasa por la historia”, afirmó. En este sentido Juan Taratuto reconoció que la escritura puede tratarse a veces de un proceso tortuoso. El autor de títulos como No sos vos, soy yo, Papeles en el viento y Me casé con un boludo, empatizó con los alumnos al mostrar que incluso los profesionales pueden tener momentos de bloqueo. Un clima similar se dio con la visita del director y guionista de Un Gallo para Esculapio, Bruno Stagnaro, quien se sinceró ante los presentes: “cada vez que quise escribir algo fracasé. Las veces que lo logré fueron las menos”. Ejemplos como estos sirvieron a los alumnos para entender el detrás de escena de una producción exitosa.

            Otra de las personalidades que recorrió los pasillos de ETER fue el actor, director y guionista Martín Piroyansky. A pesar de reconocerse como una “persona vaga”, señaló la importancia de ejercitar la observación y de ser puntilloso para que una obra salga de la mejor manera. Sin embargo, para el productor cinematográfico Diego Dubcovsky, el éxito de una obra tiene más que ver con “ocuparse de que la película le interese a alguien más allá del grupo que la hace”. Remarcó la importancia de involucrar a la audiencia en aquello que se está produciendo. El trabajo de las guionistas Lorena Muñoz y Tamara Viñes sirvió de ejemplo a los dichos de Dubcovsky. La producción de Gilda, no me arrepiento de este amor mostró a la audiencia una imagen distinta de la cantante de cumbia e hicieron hincapié en “canciones con esencia humana sin tanto doble sentido”.

            El ganador de ocho Martín Fierro –tres de ellos de oro- y guionista de producciones como Resistiré, Mario Segade, también visitó a los futuros profesionales y se refirió al rol de los actores: “para mí los (actores) argentinos son los mejores de todos, porque tienen una habilidad especial y un hábito de filmar distintas escenas sueltas sin saber bien la continuidad de la tira”. En el encuentro señaló además existen géneros de novelas que son eternos como “la rica y el pobre” o “el cura y la monja” que año a año siguen haciendo furor.

            A Segade le siguieron otros guionistas multipremiados como Esther Feldman, ganadora del Martín Fierro de oro por Lalola; Jorge Maestro y Sergio Vainman (Clave de Sol, Los Macho, La Banda del Golden Rocket) guionistas con más de cuarenta años de trayectoria y nombrados este año como personalidades destacadas de la cultura por la Legislatura Porteña; Erika Halvorsen, guionista y directora de producciones para televisión como Amar después de amar y de cine como el Hilo Rojo y Desearás al Hombre de tu Hermana; Pablo Solarz guionista de Un novio para mi mujer; Marcos Carnevalle gerente de contenidos de POLKA, guionista y director de cine, y su pareja Lily Ann Martin guionista de películas como Elsa y Fred, Anita y producciones de televisión como Simona y Erreway.

 

Escena 3. Interior. Habitación. Noche.

            Los que saben llenaron las aulas de anécdotas, experiencias, reflexiones y consejos, todos elementos para motivar a los futuros profesionales y nutrirlos de ideas e inspiración. Más allá del teclado, los guionistas son imaginación y el puntapié inicial de producciones de renombre.  A todos ellos, la Escuela ETER les da las gracias.