Matías Segreti, y el trabajo de narrar al Gauchito Gil

Por Manuel Casella

 

Al caminar por Avenida Corrientes, a la altura de la segunda plaza del Parque Los Andes, Chacarita, quizá la mirada se pose en el altar dedicado al Gauchito Gil. Y fue en esa misma plaza donde el escritor Matías Segreti reconoció por primera vez, en diciembre de 1994, la imagen de este santo popular. Ícono sobre el que se inspiró para escribir su libro "Gauchito" (Grupo Criolla). Para hablar de cómo trabajó con esa figura tan representativa del imaginario popular, y de la escritura en sí, fue invitado a una charla con los estudiantes de ETER.

Matías Segreti nació en 1982 en el barrio porteño de Chacarita. A los 17 años tuvo la idea de irse a vivir a Bariloche, provincia de Neuquén, porque creía haber encontrado su vocación: guardaparque. Estuvo allí hasta el 2002, cuando volvió a Buenos Aires y comenzó el profesorado de Educación Física. Hoy en día es docente y escritor. Publicó cuatro libros: “Aunque a nadie ya le importe”; “Los Brutos”; “El día que conseguí trabajo”; y “Gauchito'', que va por su cuarta edición, publicado por la editorial Criolla, de la que es uno de los fundadores.

“Cuando escribo tomo mate y me pongo música. Trato de conectarme con el mundo del libro”, dijo en relación al proceso que utiliza a la hora de sentarse a trabajar una idea. Además destacó que sus publicaciones son de ficción. Hizo hincapié en que la mayor parte de las cosas ya fueron escritas, sin importar el género del texto. Por eso reparó en un momento clave: “Tenemos que pensar qué queremos contar, y a partir de qué”, afirmó. Y con respecto al tema de qué sucede con el proceso de escritura en sí, agregó: “Ese momento previo también está vinculado a la experiencia de poner el cuerpo en lugares donde nadie los había puesto que te permite lograr una profundidad mayor en aquello que querés obtener”.

Para “Gauchito” en particular, leyó libros de gauchesca y fue a la provincia de Corrientes para conocer más sobre la historia de Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez (1847-1868), el Gauchito Gil.  Ahí recopiló mucha información para reconstruir una historia que siempre fue transmitida de manera oral y de la que no existen registros oficiales. “Este gaucho es tan distintivo porque promete una relación que no pide nada a cambio, no está ligada por ninguna institución. Pasa lo mismo que con los ídolos populares, como con Maradona. Es una persona que nace en el barro, crece y que no pierde su esencia”, aseguró el escritor, al analizar las causas por las que logró tal nivel de masividad. También remarcó la importancia del rol de los camioneros: lo tomaron como un representante y lo expandieron por todo el país. A pesar de que el libro funcione bien desde las ventas, el escritor tomó la decisión, junto a sus colegas de la editorial, de no volver a publicarlo. ”El gaucho -resaltó Segreti- me quita un poco de oxígeno para pensar otras cosas”.

* Por Manuel Casella (@manu.casella), estudiante de 2do año de Periodismo.