Esteban Tries después de Malvinas: “Por 20 años no hablé del tema”
Se puso su campera, aunque se la acababa de quitar por la climatización del aula. Dijo que para contar la historia y responder a las preguntas, se tenía que colocar su único recuerdo de la Guerra. Verde, en buen estado, con parches con su nombre y la bandera Argentina. La campera tiene dos puntadas con hilo, una costura de orificios en la parte frontal. Advirtió que no eran balazos, sino las chispas que le cayeron al momento de calentarse para evitar el frío. Esteban Tries es un veterano de Malvinas. Fue a combatir a las islas con 19 años. Hoy es padre de familia y da charlas en escuelas y universidades de todo el país con la agrupación “Malvinas, Educación y Valores”. Pasó por ETER y fue entrevistado por estudiantes de Periodismo Deportivo.
Sobre la pregunta del día después, de qué pasó cuando terminó la guerra y tuvo que volver, Tries fue concreto. “Primero quedé prisionero de guerra, no tenía futuro inmediato. No sabía que me iba a pasar al minuto siguiente. Te podían fusilar, violar, llevar a otro país o a un campo de concentración. Eso fue hasta que se firmaron los tratados y nos devolvieron de vuelta al continente. Estuvimos tres días sin abrigo, sin comida y sin bebida en un aeropuerto desmantelado. Viajamos tres días en un barco inglés hasta Puerto Madryn, que nos recibió con las puertas abiertas. Nos dieron todo, fue maravilloso. Pero Buenos Aires hasta el día de hoy no recibió a sus soldados. Ni CABA ni provincia de Buenos Aires. Sí lo hicieron Chaco, Corrientes, Santa Fe”. Recordó que al día siguiente se encontró con su familia, pero que no sabían cómo tratar “a un tipo que volvía de un conflicto bélico”. Apostó a casarse “porque me quería aferrar a la vida, a construir un hogar sobre cimientos de arena”. Y sobre esa gran apuesta, dijo: “Conseguí la mejor mamá para mis hijos, pero no funcionó la familia. Y no conseguía trabajo porque era “un loco de la guerra”. Y para cuando volvió la democracia, Malvinas era “el carro atmosférico de la dictadura”. Los soldados éramos “los soretitos” y eso duró 30 años. Hasta que aprendimos a escucharnos y en los ´90 armamos los Centros de Veteranos”.
También habló sobre los ingleses, a quienes reconoció admirar y respetar. “La diferencia era que los soldados ingleses fueron a laburar y nosotros no. Cuando estaba prisionero uno me apuntó con un arma y me preguntó cuánto ganaba por haber ido, le dije que nada y que lo hacía de corazón. Me miró y me dijo: `Estás loco, nosotros cobramos´. Ellos no dan un paso sin que les paguen, los argentinos hacemos cosas por amor todavía. Por más que te quieran comprar y convertirte en un mercenario, somos así. Nosotros sentimos y no nos pueden corromper”. La charla con los alumnos atravesó distintos temas. Y siempre la voz de un sobreviviente es, ante todo, un testigo. El lugar irremplazable del que lo vivió y puede contarlo. Entonces, apareció la pregunta de cómo había sido el aspecto psicológico de la posguerra. “Fue difícil cuando creí que era re fácil -resaltó Tries-, pero tardé 20 años en darme cuenta. No tenía mango, sin laburo, me iban a cortar la luz y no era como yo creía que tenía que ser. La sociedad siguió su rumbo y tardé mucho en darme cuenta de que yo era el que tenía que adaptarse de nuevo al mundo. Me costó entender cómo se mueve el sistema”. Luego, su divorcio y ahí apareció el psicoanálisis, la posibilidad de hablar de lo que pasó. “Me saqué la mochila, era un peso y hoy puedo hablar de lo que sea. Pero por 20 años no hablé del tema, ni con mis papás, ni mis hijos, ni amigos. Me acompañaron en silencio”.
En relación a cómo cada quien vivió esa vida después de la guerra, y de qué manera Malvinas afectó y cambió para siempre a cada sujeto que fue, el veterano reparó en un punto sensible. “Muchos de los que volvieron y se suicidaron no fue por la batalla, sino porque cuando volvieron no tenían a nadie que les diera un abrazo. Ese fue el dolor más grande. En el regreso esperabas las gracias y tardaron 30 años en llegar”. Ante la pregunta de por qué el término correcto es veterano y no excombatiente, Esteban Tries dijo: “Porque el excombatiente no existe en el mundo. Acá se usaba ese término y por eso había que desmalvinizar. Hoy mi combate es desde la cultura, la información, la educación. Al ser ex combatiente sos justamente eso “ex”. En todas partes del mundo, si vas a una guerra sos veterano, nosotros también. Este último término dignifica”.
El ida y vuelta entre los estudiantes y el veterano siguió por un rato. Los datos y anécdotas de Tries y su forma de narrar fueron atrapantes. El cierre, con aplausos, que no tenían la connotación que se le hace a un artista o una persona que da una charla sobre un tema puntual. El modo de estos aplausos fue otro: un digno cierre para un veterano de Malvinas.
* Por Thiago Salomone, alumno de 2do año de Periodismo Deportivo.