Martín Fierro a la Radio, el lado B de la transmisión
A las ocho y monedas, quienes tienen la pulserita dorada suben al primer piso por una puerta de servicio. Una sala de prensa se abre frente a las narices, tanto de quienes caminan la alfombra roja como de los que están del otro lado, sacando las fotos. Una televisión da el retorno sin sonido, y el del salón llega mucho más rápido.
Hay sillones, comida; en la sala de prensa sirven sanguchitos y son muy ricos. Y también están los cuidados y la protección para los trabajadores de prensa. Estos Martín Fierro son una fiesta fundamental para la patria de la radio. Figuras históricas, del medio, y trabajadores de la televisión que hacen radio en primera mañana. Arrasan de premios en igual cantidad.
Después del tiempo suspendido por pandemia, encontrarse a celebrar es una fiesta de múltiples sentidos. La particularidad de esta nueva edición es que se premian tres años: 2019, 2020 y 2021. Y entonces hay muchísimos brillos en los vestidos de las estrellas, y los flashes los hacen reventar. En cada break en que Teté Coustarot manda a un corte, se ven conductores, productores y algún que otro acompañante de camino a un cigarrillo, a paso corto por el salón en tiempo récord, pero sin prisa. Los cortes son momentos para sacarse la foto deseada, de pedir una entrevista a través de la valla, y de lograr lo que piden los directores periodísticos para la noche: cubrir bien.
Cuando se pierde el interés por quien camina el terciopelo rojo carmesí, los flashes despiertan a los dormidos. Llegan, ya comenzada la ceremonia, Vernaci, Mir y Aliverti, entre otros. Saludan, responden, dan notas. Pasan por debajo del telón negro y se sumergen en la profundidad del evento. Del otro lado, los prensa se conocen sin conocerse. Hay una camaradería que se vive con muchísima responsabilidad. La radio enseña a cuidar, respetar y ayudar al que está al lado, como mayor mandamiento. Todo el mundo lo cumple a rajatabla. Los Martín Fierro a la Radio premian, entre champagne y gritos apasionados, a quienes saben ser queridos por la manada. Y si en cada anuncio de premio se escucha un rugir de amor desde la sala de prensa, entonces se estará frente a profesionales que supieron cumplir con la tarea: cuidar, respetar y ayudar al otro, no importa lo que pase. Desde aquellos cuatro pioneros hasta sus últimos cartuchos, y por un mundo de eterna señal: Salud.
* Por Olivia Zapata, alumna de 3er año de Producción Audiovisual.