“Una persona tiene que agarrar tu texto y reconocer que es tuyo sin que diga el nombre”
Por Micaela Arbio Grattone
Leila Guerriero, autora de “Los suicidas del fin del mundo” y “Frutos extraños”, entre otros libros, le puso el broche de oro al ciclo de Clínicas de Periodismo Narrativo que se dictó en ETER. Antes fueron de la partida Cristian Alarcón y Hernán Casciari.
“Uno no es periodista distinto a como es como persona”, aseguró la escritora luego de dos jornadas intensivas de seis horas en total. “Nunca es una pelea de poderes entre el periodista y el entrevistado. Uno está ahí para poder contar una historia y no para ser la historia”, enfatizó Guerriero en sus primeros minutos de exposición.
Los dos encuentros se desarrollaron en el aula Voces, en el segundo piso de la sede ETER en Villa Crespo. Setenta participantes la oían atentos, tomaban nota y reían de sus comentarios irónicos. “No les envié para leer previamente sólo textos míos por egocéntrica, sino porque vengo a explicarles mi método para hacer un perfil o una crónica”, aclaró.
“Cada palabra tiene un por qué y hay que elegirlas con un sentido. Odiaría volverme una periodista busca sinónimos. La puntuación también es importante, es el jadeo de un texto, porque le da el tempo que uno busca”, comentó y agregó: “Eso es el estilo”.
La editora de la revista mexicana Gatopardo abrió la intimidad de su computadora y a través del proyector mostró a los asistentes el detrás de escena: detalles de cómo escribió algunos de sus perfiles: El rey de la soja, Quién le teme a Aurora Venturini, El viaje desconocido de Diego Frenkel, entre otros. “Una persona tiene que agarrar tu texto y reconocer que es tuyo sin que diga el nombre”, insiste.
Claro que Leila Guerriero es única en lo suyo: describe con todos los sentidos y los “retratos escritos” –como le gusta llamar a los perfiles- de sus entrevistados son joyas narrativo periodísticas. Su método, además de un manejo exquisito de los signos de puntuación, se ancla en un extenso trabajo de “reporteo” previo al encuentro con el entrevistado.
Los asistentes la escuchan atentos y entusiasmados. Guerriero habla con tanta naturalidad de su trabajo que hace que parezca sencillo escribir como ella. Y si bien saben que no es cierto, al menos se llevaron la invitación a proponerle notas y mandarle textos: ahora sólo falta ponerse a escribir.
@mielasol
“Uno no es periodista distinto a como es como persona”, aseguró la escritora luego de dos jornadas intensivas de seis horas en total. “Nunca es una pelea de poderes entre el periodista y el entrevistado. Uno está ahí para poder contar una historia y no para ser la historia”, enfatizó Guerriero en sus primeros minutos de exposición.
Los dos encuentros se desarrollaron en el aula Voces, en el segundo piso de la sede ETER en Villa Crespo. Setenta participantes la oían atentos, tomaban nota y reían de sus comentarios irónicos. “No les envié para leer previamente sólo textos míos por egocéntrica, sino porque vengo a explicarles mi método para hacer un perfil o una crónica”, aclaró.
“Cada palabra tiene un por qué y hay que elegirlas con un sentido. Odiaría volverme una periodista busca sinónimos. La puntuación también es importante, es el jadeo de un texto, porque le da el tempo que uno busca”, comentó y agregó: “Eso es el estilo”.
La editora de la revista mexicana Gatopardo abrió la intimidad de su computadora y a través del proyector mostró a los asistentes el detrás de escena: detalles de cómo escribió algunos de sus perfiles: El rey de la soja, Quién le teme a Aurora Venturini, El viaje desconocido de Diego Frenkel, entre otros. “Una persona tiene que agarrar tu texto y reconocer que es tuyo sin que diga el nombre”, insiste.
Claro que Leila Guerriero es única en lo suyo: describe con todos los sentidos y los “retratos escritos” –como le gusta llamar a los perfiles- de sus entrevistados son joyas narrativo periodísticas. Su método, además de un manejo exquisito de los signos de puntuación, se ancla en un extenso trabajo de “reporteo” previo al encuentro con el entrevistado.
Los asistentes la escuchan atentos y entusiasmados. Guerriero habla con tanta naturalidad de su trabajo que hace que parezca sencillo escribir como ella. Y si bien saben que no es cierto, al menos se llevaron la invitación a proponerle notas y mandarle textos: ahora sólo falta ponerse a escribir.
@mielasol