El periodista que escarba en la “basura” mediática
Por Aníbal Mon
Alejandro Seselovsky compartió con estudiantes de la carrera de Periodismo su técnica para lograr una buena entrevista.
Lo extravagante, lo exótico, la chatarra, lo border, la basura que arrojan los medios es la materia prima con la que el periodista y escritor Alejandro Seselovsky fabrica sus notas y le dio forma a su libro Trash, Retratos de la Argentina mediática (2011). Seselovsky reniega del término “bizarros” con el que se define comúnmente a personajes mediáticos de la talla de Guido Suller, Vicky Xipolitakis, Nazarena Vélez o Luciana Salazar. Sin embargo, es de figuras marginales como esas de las que se nutre para tratar de explicar “cómo somos” y las razones de porqué la sociedad argentina consume lo que consume en materia de cultura popular.
En el aula Tomás Eloy Martínez de ETER, durante la clase de Técnica periodística II a cargo de la profesora Cecilia Alemano, el comunicador le reveló a un grupo de alumnos algunos secretos, claves y consejos para lograr una entrevista exitosa. Lo hizo desde la autoridad que le otorga haber publicado cientos de artículos en diarios como Clarín, Perfil, Página 12, La Nación, El País de Montevideo; y en las revistas Gente, Gatopardo, Planeta Urbano, Orsai y Rolling Stone. Desde hace unos años, trabaja en su desafío profesional más relevante que aún no logra concluir: la biografía de Marcelo Tinelli.
Para Seselovsky, la impronta de su tarea no radica en el nombre o la reputación del personaje que entreviste, sino en develar al final del camino “qué dice ese entrevistado de nosotros mismos”, de la idiosincrasia como argentinos. “La plata es para la gilada, yo quiero la posteridad cuando escribo, quiero explicar la Argentina; un enfoque sociológico pero no desde (Jacques) Derrida, desde mi casa”, dijo.
La heterogénea fauna mediática es el medio que eligió para intentar desentrañar el enigma del gen nacional. Para eso, agregó, se necesita más al cuerpo del personaje que a la entrevista en sí misma, “porque la entrevista es lo que el personaje te quiere decir de él, y vos lo que necesitás es a él, al personaje, comprenderlo. El periodismo es eso, trabajamos con personas”.
Como parte de la lista de sugerencias que le dejó a los estudiantes, Seselovsky lanzó algún título provocador: “Preparaba las entrevistas cuando trabajaba mal”. En ese sentido, agregó que no realiza una investigación previa del archivo sino que centra todo en el laborioso, y hasta a veces sufrido, trabajo de campo. “Voy a vivir una experiencia, a que el personaje imprima sobre mí, yo soy su hoja y él es mi impresora; voy a que me pase algo, cada entrevista es un viaje”, explicó.
Además, resaltó: “Hay que ponerle mucho huevo a encontrar la palabra justa, en cazar las palabras hasta que digan lo que yo quiero decir”. Casi sobre el final de la charla develó una fórmula tan sencilla como efectiva: “El secreto de una buena entrevista es hacer muchas entrevistas”.
Lo extravagante, lo exótico, la chatarra, lo border, la basura que arrojan los medios es la materia prima con la que el periodista y escritor Alejandro Seselovsky fabrica sus notas y le dio forma a su libro Trash, Retratos de la Argentina mediática (2011). Seselovsky reniega del término “bizarros” con el que se define comúnmente a personajes mediáticos de la talla de Guido Suller, Vicky Xipolitakis, Nazarena Vélez o Luciana Salazar. Sin embargo, es de figuras marginales como esas de las que se nutre para tratar de explicar “cómo somos” y las razones de porqué la sociedad argentina consume lo que consume en materia de cultura popular.
En el aula Tomás Eloy Martínez de ETER, durante la clase de Técnica periodística II a cargo de la profesora Cecilia Alemano, el comunicador le reveló a un grupo de alumnos algunos secretos, claves y consejos para lograr una entrevista exitosa. Lo hizo desde la autoridad que le otorga haber publicado cientos de artículos en diarios como Clarín, Perfil, Página 12, La Nación, El País de Montevideo; y en las revistas Gente, Gatopardo, Planeta Urbano, Orsai y Rolling Stone. Desde hace unos años, trabaja en su desafío profesional más relevante que aún no logra concluir: la biografía de Marcelo Tinelli.
Para Seselovsky, la impronta de su tarea no radica en el nombre o la reputación del personaje que entreviste, sino en develar al final del camino “qué dice ese entrevistado de nosotros mismos”, de la idiosincrasia como argentinos. “La plata es para la gilada, yo quiero la posteridad cuando escribo, quiero explicar la Argentina; un enfoque sociológico pero no desde (Jacques) Derrida, desde mi casa”, dijo.
La heterogénea fauna mediática es el medio que eligió para intentar desentrañar el enigma del gen nacional. Para eso, agregó, se necesita más al cuerpo del personaje que a la entrevista en sí misma, “porque la entrevista es lo que el personaje te quiere decir de él, y vos lo que necesitás es a él, al personaje, comprenderlo. El periodismo es eso, trabajamos con personas”.
Como parte de la lista de sugerencias que le dejó a los estudiantes, Seselovsky lanzó algún título provocador: “Preparaba las entrevistas cuando trabajaba mal”. En ese sentido, agregó que no realiza una investigación previa del archivo sino que centra todo en el laborioso, y hasta a veces sufrido, trabajo de campo. “Voy a vivir una experiencia, a que el personaje imprima sobre mí, yo soy su hoja y él es mi impresora; voy a que me pase algo, cada entrevista es un viaje”, explicó.
Además, resaltó: “Hay que ponerle mucho huevo a encontrar la palabra justa, en cazar las palabras hasta que digan lo que yo quiero decir”. Casi sobre el final de la charla develó una fórmula tan sencilla como efectiva: “El secreto de una buena entrevista es hacer muchas entrevistas”.