Dicen las paredes
Por Micaela Arbio Grattone
El artista cordobés Dedo Mocho, Gonzalo Sosa Gigena, dejó plasmada su arte en la entrada de la escuela. Un mural que ocupa 13 metros de ancho por 2,30 metros de alto despliega personajes surrealistas y un mensaje metafísico “Acá y ahora”. La realización de la pintura duró seis días y está lista para que los alumnos la disfruten en el comienzo del segundo cuatrimestre del año.
¿Sos muralista o graffitero?
En realidad lo que me gusta hacer es dibujar, por lo tanto me identifico más con la definición de artista. Nunca hice graffitis, me dedico a tatuar y este es mi mural número once. Me gusta hacer dibujos sin importar cuál sea el soporte.
¿Cómo te llegó la propuesta de hacer el mural?
Hace unos meses, me llamó Nicolás del sector de Prensa. Nosotros ya nos conocíamos, me dijo cuál era la idea y cuánto presupuesto teníamos. Yo acepté, coordinamos una fecha para que yo viaje desde Córdoba y cuando llegué le mostré el boceto.
¿Cómo preparaste el dibujo?
Nico me contó algunas ideas que tenía, que quería personajes y una frase o palabra. Yo pensé en poner Eter , pero me sugirió que no se algo referido a la comunicación. Fue gracioso porque en broma me dijo que pongamos “Culiao”, yo me lo creí y armé el diseño con esa palabra. Cuando se lo muestro me dice: “¡No! era un chiste” (lo dice mientras se ríe). Entonces se me ocurrió poner “Acá y ahora”.
¿Ya conocías la escuela?
No personalmente, pero sabía de la existencia de ETER.
Al conocer ETER ¿cambió el boceto del dibujo para el mural?
Un poco. El fondo estaba pensado con formas geométricas, pero quedó un bosque. Los personajes iban a ser cuatro, pero por tiempos sólo quedaron dos. Un chico volando y un cocodrilo.
Mientras pintás pasaban personas, se quedaban mirando y te preguntaban cosas ¿te gusta o te molesta?
Aprendí a disfrutarlo, antes me ponía muy incómodo porque la gente suele ser bastante ansiosa y este tipo de pinturas se trabaja por capas. Entonces, hasta que no está finalizado no sabés realmente cómo va a quedar. Las líneas finales definen mucho el dibujo y marcan una gran diferencia.
Cuando pintabas estabas con auriculares puestos y escuchando música ¿es una manera de aislarse de las preguntas?
Sí, un poco. A veces me los pongo y no estoy escuchando nada. En realidad “espío” lo que la gente dice entre sí. A mí por compromiso siempre me van a decir que está bueno. Igual, siempre te das cuenta porque si no les gusta siguen de largo y no te dicen nada.
¿Qué música escuchás mientras pintás?
Un poco de todo, dependiendo de mi ánimo puede ser desde Indie o reggae hasta Juan Luis Guerra.
¿Por qué te hacés llamar Dedo Mocho?
Mi hermano un día me agarró la mano con la puerta, me quedó el dedo algo deforme y no se me ocurrió nada mejor. Igual creo que en un tiempo sólo voy a llamarme Dedo porque Dedo Mocho es muy largo para firmar.
¿Te sentís conforme con el resultado que dejaste en ETER?
Con todas las pinturas que hago me pasa lo mismo, cuando las termino no me gustan y siempre pienso que las puedo perfeccionar mucho más. Creo que es un trastorno normal en los artistas. Igual lo importante es que le guste a quienes me contrataron y, al parecer, gustó.
@mielasol
¿Sos muralista o graffitero?
En realidad lo que me gusta hacer es dibujar, por lo tanto me identifico más con la definición de artista. Nunca hice graffitis, me dedico a tatuar y este es mi mural número once. Me gusta hacer dibujos sin importar cuál sea el soporte.
¿Cómo te llegó la propuesta de hacer el mural?
Hace unos meses, me llamó Nicolás del sector de Prensa. Nosotros ya nos conocíamos, me dijo cuál era la idea y cuánto presupuesto teníamos. Yo acepté, coordinamos una fecha para que yo viaje desde Córdoba y cuando llegué le mostré el boceto.
¿Cómo preparaste el dibujo?
Nico me contó algunas ideas que tenía, que quería personajes y una frase o palabra. Yo pensé en poner Eter , pero me sugirió que no se algo referido a la comunicación. Fue gracioso porque en broma me dijo que pongamos “Culiao”, yo me lo creí y armé el diseño con esa palabra. Cuando se lo muestro me dice: “¡No! era un chiste” (lo dice mientras se ríe). Entonces se me ocurrió poner “Acá y ahora”.
¿Ya conocías la escuela?
No personalmente, pero sabía de la existencia de ETER.
Al conocer ETER ¿cambió el boceto del dibujo para el mural?
Un poco. El fondo estaba pensado con formas geométricas, pero quedó un bosque. Los personajes iban a ser cuatro, pero por tiempos sólo quedaron dos. Un chico volando y un cocodrilo.
Mientras pintás pasaban personas, se quedaban mirando y te preguntaban cosas ¿te gusta o te molesta?
Aprendí a disfrutarlo, antes me ponía muy incómodo porque la gente suele ser bastante ansiosa y este tipo de pinturas se trabaja por capas. Entonces, hasta que no está finalizado no sabés realmente cómo va a quedar. Las líneas finales definen mucho el dibujo y marcan una gran diferencia.
Cuando pintabas estabas con auriculares puestos y escuchando música ¿es una manera de aislarse de las preguntas?
Sí, un poco. A veces me los pongo y no estoy escuchando nada. En realidad “espío” lo que la gente dice entre sí. A mí por compromiso siempre me van a decir que está bueno. Igual, siempre te das cuenta porque si no les gusta siguen de largo y no te dicen nada.
¿Qué música escuchás mientras pintás?
Un poco de todo, dependiendo de mi ánimo puede ser desde Indie o reggae hasta Juan Luis Guerra.
¿Por qué te hacés llamar Dedo Mocho?
Mi hermano un día me agarró la mano con la puerta, me quedó el dedo algo deforme y no se me ocurrió nada mejor. Igual creo que en un tiempo sólo voy a llamarme Dedo porque Dedo Mocho es muy largo para firmar.
¿Te sentís conforme con el resultado que dejaste en ETER?
Con todas las pinturas que hago me pasa lo mismo, cuando las termino no me gustan y siempre pienso que las puedo perfeccionar mucho más. Creo que es un trastorno normal en los artistas. Igual lo importante es que le guste a quienes me contrataron y, al parecer, gustó.
@mielasol