La lechuga le gana al palo
Por Diana Agustina Fernández | @dianaagustinaf
Tras la represión policial al verdurazo en Plaza Constitución, las trabajadoras y trabajadores de la tierra se organizaron para realizar un nuevo feriazo a nivel nacional, por el acceso a la tierra. Miles de personas acompañaron y se llevaron sus bolsas llenas de verduras.
Son las cuatro de la tarde y el sol pega fuerte sobre la Plaza de Mayo. Entre multitudes, tres camiones estacionan, una cadena humana se organiza ante ellos y comienzan a pasar de mano en mano cientos de cajones de lechugas, berenjenas, repollos, acelgas y morrones: 20 mil kilos de verduras y hortalizas que repartirán gratuitamente los miles de quinteros de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) entre todas las personas que se acercaron.
“El pueblo tiene hambre, el pueblo tiene hambre”, canta un grupo de mujeres que allí se encontraban, mientras Nahuel Levaggi, uno de los referentes de la UTT, se sube al techo de uno de los camiones. “Hace 15 días quisieron callar con palos el hambre de la población. Hoy volvemos acá para decir que la lechuga le gana al palo”, afirma y levanta con su mano izquierda una lechuga.
La manifestación se replicó en otras 14 provincias, en ciudades como Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba, Santiago del Estero, entre otras. Al igual que el resto de los feriazos, que se vienen realizando desde hace tres años en distintos lugares del país en donde los productores venden la verdura a un precio justo, sin intermediarios, y además como modo de protesta para visibilizar sus condiciones de trabajo, la falta de acceso a la tierra propia y la crisis que atraviesan producto de los tarifazos y la devaluación.
En Buenos Aires, en el tercer cordón del conurbano, unos cinco mil pequeños productores de las quintas producen el 60 por ciento de las hortalizas que se consumen en el Área Metropolitana. La gran mayoría tiene que alquilar la tierra que trabaja y es allí donde gastan la mayor parte de sus ganancias.
*Diana Agustina Fernández, periodista. @dianaagustinaf
Son las cuatro de la tarde y el sol pega fuerte sobre la Plaza de Mayo. Entre multitudes, tres camiones estacionan, una cadena humana se organiza ante ellos y comienzan a pasar de mano en mano cientos de cajones de lechugas, berenjenas, repollos, acelgas y morrones: 20 mil kilos de verduras y hortalizas que repartirán gratuitamente los miles de quinteros de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) entre todas las personas que se acercaron.
“El pueblo tiene hambre, el pueblo tiene hambre”, canta un grupo de mujeres que allí se encontraban, mientras Nahuel Levaggi, uno de los referentes de la UTT, se sube al techo de uno de los camiones. “Hace 15 días quisieron callar con palos el hambre de la población. Hoy volvemos acá para decir que la lechuga le gana al palo”, afirma y levanta con su mano izquierda una lechuga.
La manifestación se replicó en otras 14 provincias, en ciudades como Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba, Santiago del Estero, entre otras. Al igual que el resto de los feriazos, que se vienen realizando desde hace tres años en distintos lugares del país en donde los productores venden la verdura a un precio justo, sin intermediarios, y además como modo de protesta para visibilizar sus condiciones de trabajo, la falta de acceso a la tierra propia y la crisis que atraviesan producto de los tarifazos y la devaluación.
En Buenos Aires, en el tercer cordón del conurbano, unos cinco mil pequeños productores de las quintas producen el 60 por ciento de las hortalizas que se consumen en el Área Metropolitana. La gran mayoría tiene que alquilar la tierra que trabaja y es allí donde gastan la mayor parte de sus ganancias.
*Diana Agustina Fernández, periodista. @dianaagustinaf