Fenómeno Rappi

Por Melina Ortiz | @meliortizerbes
Emiliano Gullo fue Rappitendero durante diez días. La experiencia lo llevó a publicar el artículo “Capitalismo con tracción a sangre” en Anfibia y generar una gran repercusión. Tras convertirse en el autor más leído de la revista en los últimos tiempos visitó ETER y revivió la experiencia con los alumnos de tercer año de Periodismo Deportivo.

Emiliano Gullo, tras una charla entre amigos, se dio cuenta que el tema le interesaba y quiso vivir la experiencia en primera persona. Pidió autorización en la revista donde trabaja y coordinó su nuevo empleo por dos semanas. Tomó su bicicleta, se calzó la gorra naranja y, pedal a pedal, se convirtió en Rappitendero.



Atravesó mediodías calurosos y noches lluviosas. No tuvo ART, sindicato, obra social ni seguro. Ese “capitalismo con tracción a sangre”, como lo llamó él, apenas llegó a los diez días. No necesitó más para cargar con testimonios, anécdotas, bronca y cansancio y le fue suficiente para escribir un artículo sobre el fenómeno Rappi.

La nota se convirtió en la más leída de Anfibia del año y está en las primeras 10 en la historia de la revista. En tan solo una semana alcanzó 150.000 lectores, 10.000 likes y 7.000 retweet.

La viralización llegó a los alumnos de tercer año de Periodismo Deportivo, quienes en la materia Agencia de Contenidos contaron con su autor y revivieron dicha repercusión: “El tema dió en el troquelado de la curiosidad por eso pegó tanto y que cuenta con veracidad”, aseguró Gullo.

“Seguí todos los pasos que me propuso la empresa. Laburé de verdad, sentí el cansancio, a lo último ni pedía propina, quería irme rápido. A la semana seguía sintiendo el peso de la caja, cuando fui a dejar la mochila para que me devuelvan la plata no me la aceptaron porque "estaba sucia". Ahora la tengo yo para poner hielo en el verano”, bromeó.

“Hice muchos testimonios, no los cité pero me sirvieron como información para cerrar ideas y armar la estructura del texto. La repercusión me sobrepasó y creo que en la nota se ve el esfuerzo. Cada vez que suena el teléfono creo que es de Rappi, pero nunca me llamaron y aún no me teminaron de pagar”, contó Gullo. En los últimos días los trabajadores de plataforma se organizaron y formaron el primer sindicato. Creen que la empresa se queda con las propinas online.

Tras poner su cuerpo, su bicicleta, su Internet y lidiar con un jefe virtual, el periodista expresó su conclusión: “La desesperación es muy elástica, a veces lleva a que quienes tenemos necesidades nos banquemos esas cosas, pero la precarización pone un techo. Estas empresas se aprovechan los márgenes en donde no hay legislación”. Luego se lamentó: “Lo que da para más es la explotación virtual. En EE.UU. ya hay aplicaciones que manejan gente para que limpien una casa o bañen ancianos”.

Para finalizar, cerró con un consejo para los alumnos: “Traten de disfrutar lo que están haciendo, escriban lo que les gusta. Para la censura hay mucho tiempo, pero para poner lo que uno quiere no. Si encuentran la manera de decir algo lindo que los satisfaga, háganlo, si pasa el filtro, está buenísimo”.

*Melina Ortiz, Estudiante de Periodismo Deportivo